sábado, 31 de julio de 2010

Las palabras que salen de nuestra boca

Hola de nuevo.
Trasteando por internet acabo de redescubrir esto y no me puedo resistir a recomendaroslo.
Es una conferencia del director de orquesta Benjamin Zander en el siguiente enlace a la que podéis acceder con subtítulos.
http://www.ted.com/talks/lang/eng/benjamin_zander_on_music_and_passion.html

Toda ella es muy buena e inspiradora, al final cuenta esta historia muy relacionada con el texto y las reflexiones de esta semana.

Las palabras que salen de nuestra boca
Lo aprendí de una mujer que sobrevivió a Auschwitz, una de las pocas supervivientes. Fue a Auschwitz cuando tenía 15 años, y el hermano tenía 8 y sus padres desaparecidos. Y me contó esto, me dijo:
“Ibamos en el tren rumbo a Auschwitz, y mire hacia abajo, y vi que a mi hermano le faltaban los zapatos. Y le dije ¿eres tan tonto que ni siquiera puedes conservar tus cosas por el amor de dios? – como cualquier hermana mayor puede hablarle a un hermano menor. Por desgracia, fue lo ultimo que le dijo. Porque no volvió a verlo nunca, él no sobrevivió. Y cuando salió de Auschwitz hizo una promesa. Me dijo esto: “Salí de Auschwitz a la vida e hice una promesa. La promesa fue, nunca diré nada que no pueda quedar como lo último que dije.”
¿Podemos hacerlo? No. Y nos lastimaremos y lastimaremos. Pero es una posibilidad a adoptar en la vida.

En fin. Pues eso. Actuar en consecuencia a esa posibilidad en nuestra vida.
Saludos.

Hoy y no mañana

Buenas

Últimamente he andado más liado de lo habitual y hoy día de San Ignacio (Iñigo para los amigos) comienzo a actualizar el blog y lo hago por el ultimo jueves de Julio.
Aunque leímos dos textos el que comentamos fue el que voy a poner. Nos habla de vivir el momento, no esperar y también de disfrutar las pequeñas cosas porque son las que dan sentido a la vida. Agradecer lo que tenemos y hacerlo ya, hoy, ahora, no esperar. La importancia de las relaciones, de las personas que tenemos cerca.

Ahí os va:
  1. Prefiero que compartas conmigo unos pocos minutos ahora que estoy vivo y no una noche entera cuando yo muera.
  2. Prefiero que estreches suavemente mi mano ahora que estoy vivo, y no apoyes tu cuerpo sobre mi cuando yo muera.
  3. Prefiero que hagas una sola llamada ahora que estoy vivo y no emprendas un inesperado viaje cuando yo muera.
  4. Prefiero que me regales una sola flor ahora que estoy vivo y no me envíes un hermoso ramo cuando yo muera.
  5. Prefiero que elevemos al cielo una oración ahora que estoy vivo y no una misa cantada y celebrada cuando yo muera.
  6. Prefiero que me digas unas palabras de aliento ahora que estoy vivo y no un desgarrador poema cuando yo muera.
  7. Prefiero escuchar un solo acorde de guitarra ahora que estoy vivo, y no una conmovedora serenata cuando yo muera.
  8. Prefiero me dediques una leve plegaria ahora que estoy vivo y no un político epitafio sobre mi tumba cuando yo muera.
  9. Prefiero disfrutar de los mas mínimos detalles ahora que estoy vivo y no de grandes manifestaciones cuando yo muera...
  10. Prefiero escucharte un poco nervioso(a) diciendo lo que sientes por mi ahora que estoy vivo y no un gran lamento porque no lo dijiste a tiempo, y ahora estoy muerto.
Aprovechemos a nuestros seres queridos, ahora que están entre nosotros... Valora a las personas que están a tu alrededor.

Pues eso. Hoy. Empezar ya y dar afecto a las personas cercanas.
Un saludo y a disfrutar.
Iñigo

viernes, 9 de julio de 2010

Cada momento es especial

Hola de nuevo

Aquí van las dos historias de esta semana. Historias que nos hacen reflexionar sobre nuestra motivación para acometer las tareas que queremos, y sobre el no aplazar, no dejar para un momento que quizás no llegue nunca las cosas que tenemos pendientes. ¿a que estamos esperando para comenzar?, ¿para disfrutar?. No esperemos mas y acometamos ya la apasionante tarea de vivir.

Cada día, cada hora, cada minuto es especial.

Mi amigo abrió el cajón de la mesita de noche de su mujer y sacó un paquetito envuelto en un papel blanco. Éste, dijo, no es un simple paquete, es ropa interior. Tiró el papel y observó la preciosa seda del conjunto.

“Lo compró la primera vez que fuimos a New York, hace 8 ó 9 años… Nunca lo usó.” Lo guardaba para una ocasión especial. Bien. Creo que ésta es la ocasión adecuada.
Se acercó a la cama y apoyó el conjunto al lado de la ropa que llevaría a la funeraria: su mujer acababa de morir.

Se giró hacia mí y me dijo: “nunca guardes nada para una ocasión especial, cada día que vives es una ocasión especial”.

Todavía pienso cómo me han cambiado la vida estas palabras. Ahora leo más y limpio menos, me siento en la terraza…… … y admiro el panorama sin prestar atención a los hierbajos del jardín. Paso más tiempo con mi familia y mis amigos, y menos trabajando. He entendido que la vida es un conjunto de experiencias para gozar, no para sobrevivir.

No guardo nada. Uso los mejores vasos todos los días. Me pongo el traje nuevo para ir al supermercado si me apetece. Ya no guardo mi mejor colonia para fiestas especiales, la uso todas las veces que me apetece. Las frases “Un día..” y “uno de estos días…” han desaparecido de mi vocabulario.

Si merece la pena hacerlo ahora….. ¿por qué esperar? No sé lo que habría hecho la mujer de mi amigo, si hubiese sabido que no estaría aquí mañana. Creo que habría llamado a sus familiares y sus amigos más íntimos; a lo mejor habría llamado a viejos amigos para disculparse por viejas peleas…. Me gusta pensar que habría ido a un restaurante chino… Su preferido.

Son estas pequeñas cosas no hechas las que me molestarían si supiera que tengo las horas contadas. Molesto porque dejaría de ver a los amigos que vería “uno de estos días”…. Molesto por no escribir esas cartas que quería escribir “algún día”…… Molesto y triste porque no dije a mis hermanos y a mis hijos cuánto les quiero…..

Ahora intento no guardar nada que añadiría risa y alegría a nuestras vidas…. Cada día me digo a mi mismo que éste es un día especial. Cada día, cada hora, cada minuto es especial.

http://www.sistemaspea.info/inspiracion/


Moviendo montañas

Había dos tribus guerreras en los Andes, una que vivía en el valle y otra en lo mas alto de las montañas. Un día los habitantes de las montañas invadieron las tierras del valle y, como parte del saqueo, raptaron a un bebe de una de las familias del valle.

Los habitantes del valle no sabían como subir a la cima de la montaña. No conocían loa senderos que utilizan los habitantes de ese lugar, ni sabían donde encontrarlos o como perseguirlos en el escarpado terreno.

Aun así enviaron a sus mejores guerreros a escalar la montaña y traer al bebe de regreso.

Los hombres ensayaron un método de escalar y luego otro. Probaron una trocha y luego otra. Sin embargo, después de varios días de esfuerzos solo habían conseguido avanzar unos pocos metros.

Desesperanzados e impotentes, los hombres del valle decidieron que su causa estaba perdida y se prepararon para regresar a su aldea.

Mientras empacaban su equipos para descender, vieron a la madre del bebe que bajaba de la montaña y llevaba a su bebe a la espalda. ¿Como era posible?.

Uno de los hombres saludo y le dijo: “Como pudiste escalar esta montaña si nosotros, los hombres mas fuertes y capaces de la aldea no lo conseguimos?”

Se encogió de hombros y respondió: “Es que el bebe no era tuyo”

Fuente: Jim Stovall, Sopa de Pollo para el Alma de la Madre.

Saludos y a seguir motivados y disfrutar esta semana.
Iñigo

jueves, 1 de julio de 2010

Disfrutar intensamente

Hola de nuevo.

Seguimos en este verano con otra propuesta de Jorge Bucay (Cuentos para pensar).

El buscador

Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como un buscador... Un buscador es alguien que busca, no necesariamente alguien que encuentra.

Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está buscando, es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.

Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. El había aprendido a hacer caso riguroso a estas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así dejó todo y partió.

Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó, a lo lejos, Kammir. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó mucho la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadoras; la rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada.

... Una portezuela de bronce invitaba a entrar.

De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento en ese lugar.

El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles.

Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor.

Sus ojos eran los de un buscador, y quizás por eso descubrió, sobre una de las piedras, aquella inscripción:

Abdul Tareg, vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días.

Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar.

Mirando a su alrededor el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla, decía:

Yamir Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas.

El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra, una tumba.

Una por una, empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares, un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto. Pero lo que lo conectó con el espanto, fue comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los 11 años...

Embargado por un dolor terrible se sentó y se puso a llorar.

El cuidador del cementerio, pasaba por ahí y se acercó. Lo miró llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.

- No, ningún familiar - dijo el buscador - ¿qué pasa con este pueblo?, ¿qué cosa tan terrible hay en esta ciudad?. ¿Porqué tantos niños muertos enterrados en este lugar?, ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que los ha obligado a construir un cementerio de chicos?.

El anciano se sonrió y dijo:

- Puede Ud. serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré...

Cuando un joven cumple 15 años sus padres le regalan una libreta, como ésta que tengo aquí, colgado al cuello.

Y es tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abra la libreta y anota en ella:
a la izquierda, qué fue lo disfrutado...
a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.

Conoció a su novia, y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?, ¿Una semana?, ¿Dos?, ¿Tres semanas y media? ...

Y después... la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer beso, ¿cuánto duró?, ¿el minuto y medio del beso?, ¿Dos días?, ¿Una semana? ...

¿Y el embarazo o el nacimiento de su primer hijo ... ?
¿Y el casamiento de los amigos... ?
¿Y el viaje más deseado... ?
¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano... ?
¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones?.... ¿horas?, ¿días? ...

Así vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos... cada momento.

Cuando alguien muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta y sumar el tiempo de los disfrutado, para escribirlo sobre su tumba, porque ESE es, para nosotros, el único y verdadero tiempo VIVIDO.

Jorge Bucay


Historia preciosa que nos enfoca hacia el disfrute de nuestra vida. A esos momentos que nos hacen brillar, esas sensaciones especiales que nos conmueven por dentro.
Necesidad de enfocar esos momentos como únicos, y intentar ensancharlos los más posibles en nuestras vidas porque forman parte de esa vacuna eficaz contra recaídas.
De cómo también los momentos malos dan sentido a los buenos, de cómo podemos hacer por ampliarlos y sentir nuestra vida más intensa y que merezca la pena vivir.

Casualidades, de vuelta a casa descubro este vídeo que os pongo en el link. Yo lo apunto en mi libreta como momento vivido. Mientra lo veía, la risa que me entró después, cuando lo recordaba y cuando lo comparto con otros. En total pues un cuarto de hora. Ja ja.



En fin que os hagáis una buena semana y a disfrutar¡¡¡¡¡