Buenas
Otra semana y otra historia para reflexionar.
Luz compartida
Un filósofo de Oriente contó a sus discípulos la siguiente historia: Varios hombres habían quedado encerrados por error en una oscura caverna donde no podían ver casi nada. Paso algún tiempo y uno de ellos logró encender una pequeña tea, pero la luz que daba era tan escasa que no se podía ver nada. Al hombre, sin embargo se le ocurrió que con su luz podía ayudar a cada uno de los demás para que prendieran su propia tea y así, compartiendo la llama con todos, la caverna se ilumino.
Uno de los discípulos pregunto al filósofo: ¿Qué nos enseña? Maestro, este relato? Y el contesto: Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo. Y que el compartir nuestra luz no la desvanece, sino que la hace crecer.
Los momentos más felices son cuando compartimos. La verdadera amistad es flor que se siembra con honestidad, se riega con afecto y crece a la luz de la compresión. Si una vela enciende otra, así pueden llegar a brillar miles de ellas. De igual modo si iluminas tu corazón con amor, puede que ilumines miles de corazones. Un fósforo es un objeto aparentemente insignificante, pero tiene un gran poder. Puede encender miles de luces, pero para lograrlo tiene que arriesgar su cabeza. Arriésgate a compartir tu luz, tu tiempo, tus conocimientos, tus afectos, tus pertenencias y sé feliz.
Pues esta reflexión nos lleva a poner de relieve la importancia de compartir. Compartir nos ayuda a crecer. Compartir lo que tenemos nos da mas. Si queremos ser felices es necesario conectar con los demás es necesario y tambien compartir. Manos a la obra.
Un abrazo
Iñigo
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