Buenas
Otra semana con otra historia. Esta vez hablamos del efecto Wallenda. Extraído de la siguiente web: (El efecto pigmalión).
Karl Wallenda era un gran equilibrista conocido en el mundo por sus arriesgadas acrobacias en la cuerda floja, buscando el más difícil todavía y a menudo sin red de seguridad. Era famoso por sus números de bicicleta sobre el alhambre, o sus pirámides haciendo equilibrios.
Después de una vida plagada de éxitos, Karl falleció en San Juan de Puerto Rico al precipitarse desde una cuerda situada a 22 metros de altura.
Tras la muerte del equilibrista su mujer hizo unas declaraciones en las que pudo estar la clave de su caída. Relataba como en los últimos meses su marido no pensaba en otra cosa que en una posible caída. Incluso revisaba personalmente la instalación de los cables por donde cruzaba, algo que nunca antes había hecho.
Lo que sucedió fue que Wallenda dejó de centrar sus esfuerzos en cruzar la cuerda y empezó a enfocarlos en no caerse. Y fue entonces cuando realmente se cayó.
El factor Wallenda es algo que marca la diferencia entre las personas que consiguen sus objetivos y las que no lo hacen. Cuando ponemos todo nuestro corazón y empeño en el desarrollo de las tareas y tenemos un horizonte a la vista es cuando tenemos éxito en lo que hacemos. Por el contrario si empleamos toda nuestra energía en no fallar, será más fácil que fracasemos.
Esto no quiere decir que para conseguir nuestros propósitos no tengamos que fallar. El fallo es muy importante y algo que tiene que suceder y debemos abrazarlo como oportunidad de aprendizaje. Pero debemos fallar sin dejar de poner la vista en el horizonte y tener siempre en mente cuál es nuestro objetivo final, para enfocar los fallos adecuadamente.
Este es el texto y la idea de mirar al horizonte de nuestros objetivos en positivo. Dejar de pensar en las dificultades, en los errores, en lo que no queremos y centrarnos en lo que SI queremos. Esto puede ser el inicio para lograrlo.
Abrazos
Iñigo
No hay comentarios:
Publicar un comentario