jueves, 26 de septiembre de 2013

La casa del carpintero

Buenas de nuevo
Esta semana seguimos en la construcción. Esta interesante historia sacada del sitio de Isidor Migallon PSICODE. Ahí va:


La casa del carpintero

A pesar de que le quedaban muchos años por delante, el carpintero decidió jubilarse de forma anticipada. Después de toda una vida realizando grandes trabajos, pensó que había llegado el momento de pasar más tiempo con su familia. Le comunicó la decisión a su jefe y éste se sintió muy triste. No quería perder tan pronto a uno de sus mejores hombres. Aún así aceptó su decisión con la única condición de que hiciera un último trabajo. Le encargó construir una casa de madera.

El carpintero aceptó el trabajo y se puso manos a la obra. Sin embargo su cabeza estaba en otra parte. En sus pensamientos ya estaba disfrutando de la jubilación y del tiempo libre con su familia. Durante toda su vida había puesto el corazón en todos y cada uno de sus trabajos. Ahora su corazón estaba en otra parte. Quería acabar de construir la casa lo más pronto posible y no estaba cuidando los detalles. Encargó materiales de baja calidad para recibirlos rápidamente. Construyó únicamente los metros necesarios para la vivienda, ni uno más.

Después de varias semanas de trabajo llamó a su jefe y le comunicó que la obra estaba acabada. Su jefe le pagó la cantidad acordada y le dió unas llaves. El carpintero sorprendido le preguntó de dónde eran. Su jefe le respondió que esas llaven abrían la casa que acababa de construir y que era el regalo que quería hacerle por toda una vida de buenos trabajos a su lado. La casa que acababa de construir era para que vivieran él y su familia.

Este es el cuento que nos ha permitido reflexionar sobre varias ideas. 
La responsabilidad de uno sobre su propio trabajo, sus relaciones y su vida. El compromiso por hacer las cosas bien desde nuestro pequeño (gran) margen de acción. Retirar las escusas para justificar la desidia y desgana en nuestra vida para apostar por el compromiso. De verdad. Por las cosas bien hechas, por el esfuerzo...
Interesante. ¿Empezamos ya?

Un abrazo
Iñigo

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