sábado, 25 de junio de 2011

El Aguila

Hay va esta presentación que vimos el jueves.
Bueno espero que la disfrutéis, reflexiones y nos sirva para comprender, tomar decisiones y ponernos en marcha. 
Aunque nos cueste.
Un saludo
Iñigo

jueves, 23 de junio de 2011

Yo

Hola de nuevo
Dos reflexiones. La historia del aguila vista en la pantalla. Os la pondré más adelante en el blog y un texto un poco denso de Javier Malonda que a mi me sirve mucho y que me gustaría que fuese una propuesta de interacción en los grupos en los que participamos.
Hablar desde uno mismo

—¡Yo, mí (mi), me, conmigo! —repetía una y otra vez mi profesora de PNL durante las clases.
De acuerdo al modelo del metalenguaje de la PNL, existen las llamadas frases de “ejecución perdida”. Son frases en las que se dice que alguien hace algo pero no se especifica quién. Los refranes son ejemplos de ejecución perdida. En estas frases no hay una persona ejecutando una acción, lo que hace que se pierda mucha información que se podría recuperar de otro modo y añade confusión a la comunicación.

Hablar de esta manera es muy útil y muy común. Se escucha mucho en todos los ámbitos. Y es tan común porque permite desentenderse de la responsabilidad de lo que se ha dicho. “El descenso de la ocupación hotelera es preocupante”. ¿Preocupante para quién? ¿Debería preocuparme yo también?

Imagina una pareja discutiendo. En un momento él dice “La confianza es muy importante en una relación”. Es una frase con la que todos podemos estar de acuerdo, y sin embargo, quizá precisamente por eso, aporta muy poco. No se sabe qué es exactamente la confianza para cada una de las dos partes implicadas, y tampoco explica la frase cómo se conecta la confianza con la persona que habla. ¿Qué va a hacer esa persona al respecto? ¿Qué es lo que entiende por confianza? El sujeto de esta frase (“confianza”) es un concepto, algo inexistente en el mundo sólido, y que desde luego no va a resolver los problemas de la pareja por sí solo por muy importante que sea.
“Esa no es la manera de dirigir una empresa”. ¿Cómo se conecta quien lo dice con la manera de dirigir la empresa? ¿Es un pensamiento propio? ¿Qué tiene esa persona que decir al respecto? ¿Cuál es su experiencia personal? ¿Cómo sabe lo que sabe?
En el otro extremo de estos ejemplos está la opción de emplear los pronombres de la primera persona cada vez que hablemos. “Yo pienso esto”, “Esta situación me resulta incómoda”, “Eso me gusta”, “Yo voy a hacer aquello”, etc. Es decir, cada visión u opinión que compartimos está claramente conectada con el Yo. Cada vez que expresamos algo, dejamos claro que se trata de nuestro punto de vista sobre ese algo, de cómo nos sentimos al respecto, de lo que pensamos, de lo que vamos a hacer, etc. Es una excelente manera de exponerse o “mojarse”, de decir “aquí estoy yo y esto es lo que pienso” y de, a la vez, ser más consciente de lo que uno dice y cómo esas palabras se relacionan con uno mismo.
Mucha gente asocia el empleo del pronombre personal con el egoísmo, e incluso he llegado a escuchar que la gente que habla así es porque tiene un ego grande. Lo cierto es que hablar y actuar desde uno mismo es el fundamento de la responsabilidad y uno de los pilares del poder personal. Aquel que se expresa conectando lo que dice consigo mismo, ya hable de su punto de vista, sus pensamientos o sus sentimientos, es difícilmente rebatido porque habla de sí mismo, y en eso es y será la mayor autoridad que exista en el mundo. Uno siempre está en lo cierto cuando habla de sí mismo. La contrapartida es que también es responsable de lo que dice, pero si estás leyendo esto probablemente es porque te interesa desarrollar tu propio poder y la responsabilidad que de él se sigue.

Siendo que la mayoría de la gente habla en ejecución perdida y que somos muy influenciables, conviene también aplicar un filtro mental para percibir las situaciones con más claridad.

En ese sentido, un tipo de frase muy habitual es la del tipo
“A es B” donde A es un sujeto y B un adjetivo, como en la anterior frase “El descenso de la ocupación hotelera es preocupante”. Cada vez que alguien diga una frase de ese tipo en tu presencia, añade mentalmente “… para mí”, de manera que sepas que el descenso de la ocupación hotelera es preocupante para esa persona y solamente para ella. Luego podrás decidir lo que significa el descenso de la ocupación hotelera para ti, pero asegúrate primero de que en tu mente distingues que A es B para esa persona, y sólo para ella, por mucha confianza que te sugiera su tono de voz o su lenguaje corporal. A es B significa, siempre, que A es B para alguien, y sólo para ese alguien. No se trata, ni mucho menos, de una verdad universal. Deja que cada uno defina las cosas como quiera, y ten muy claro que tú tienes tus propias definiciones.
Hablar mucho diciendo muy poco, empleando para ello nominalizaciones y frases de ejecución perdida, suele ser sinónimo de manipulación. Los políticos saben mucho de ello.
Resumiendo: habla siempre desde ti.
¡Yo, mí, me, conmigo!

Este es el texto que os propongo para reflexionar. Cambiemos nuestro chip al hablar, asumamos nuestras palabras, tomemos la responsabilidad sobre las mismas como forma de aceptarnos y aceptar a los demás. Yo pienso que..., Me siento....cuando tu..., mi idea es...
Bueno casi nada. Prepararos porque seguiremos practicando las próximas semanas
Un abrazo.
Iñigo

jueves, 16 de junio de 2011

No perder la calma

Muy buenas mundo.
Otro jueves más con una reflexión. Esta vez de Contarcuentos y dice así:


No perder la calma
En un monasterio había un anciano monje ante el cual los jóvenes novicios se sentían intimidados; no porque fuera severo con ellos, si no porque nada parecía perturbarlo o afectarlo nunca.
Así, veían en él algo inquietante y le temían. Al fin sintiendo que no podían soportar más esa situación, decidieron ponerlo a prueba. Una oscura mañana e invierno, cuando era tarea del anciano llevar la ofrenda del té a la sala del Fundador, el grupo de novicios se oculto en un recodo del largo y sinuoso corredor que a ella llevaba. Al pasar le anciano, salieron de su escondite dando alaridos como una horda de demonios.

Sin que su paso vacilará, el anciano siguió andando con calma, llevando cuidadosamente el té. En la siguiente vuelta del corredor, como él bien sabía, había una mesita. Se dirigió hacia ella en la oscuridad, depositó la taza, la cubrió para protegerla del polvo, y entonces, apoyándose sobre la pared, prorrumpió:
- ¡Oh, oh, oh! – en exclamaciones de susto.
Un maestro del Zen, al relatar esta anécdota, comentaba:
- Se ve, pues, que nada tiene de malo las emociones.
- Sólo que no debe dejarse que nos arrastren o perturben lo que estamos haciendo.

Pequeña historia que nos apela a no desviarnos de nuestro objetivo. A manejar las emociones para que no nos perturben y nos desorienten de nuestro fin primordial. Necesitamos mantenernos en un estado de bienestar y hay cosas, personas, situaciones o emociones que nos pueden confundir y desequilibrar. Aprender. Dotarnos de las herramientas que nos sirvan para manejarnos. Al final de la sesión no hemos hecho mucho caso del título y hemos perdido la calma. No importa, la siguiente sesión aprenderemos, es una experiencia más que nos ayuda a crecer. Gracias a todos.
Buen fin de semana y un montón de ánimos.
Iñigo

jueves, 9 de junio de 2011

La rana hervida

Hola de nuevo.
Otra semana por aquí aprendiendo lecciones de utilidad a través de los textos. Esta semana esta sacada de Gestiopolis


La parábola de la rana hervida
Si ponemos una rana en una olla de agua hirviendo, inmediatamente intenta salir. Pero si ponemos la rana en agua a la temperatura ambiente, y no la asustamos, se queda tranquila.
Cuando la temperatura se eleva de 21 a 26 grados, la rana no hace nada, e incluso parece pasarlo bien. A medida que la temperatura aumenta, la rana está cada vez más aturdida, y finalmente no está en condiciones de salir de la olla. 
Aunque nada se lo impide, la rana se queda allí y se cocina. ¿Por qué? Porque su aparato interno para detectar amenazas a la supervivencia está preparado para cambios repentinos en el medio ambiente, no para cambios lentos y graduales. 
Todo cambio es estresante por definición. Aun cuando sea bien recibido, todo cambio altera la estabilidad. Para afrontar cualquier cambio debemos entender y manejar el estrés que inevitablemente se presenta en nuestra vida. Todos podemos regular el grado de estrés que experimentamos, manejando la cantidad de cambio que estamos dispuestos a tolerar. 
Es importante entender que cualquier cambio puede producir consecuencias tanto deseables como indeseables. Trabajando con personas que están viviendo circunstancias traumáticas, como un incendio o un desastre natural, los profesionales han aprendido que las crisis pueden tener consecuencias positivas o negativas. Cuando atravesamos una crisis, la consecuencia puede ser el deterioro en nuestra capacidad de funcionar eficazmente. O, por el contrario, puede ser un mejor funcionamiento y un mayor desarrollo de nuestras potencialidades. 

Toda crisis implica desequilibrio y cambio. Todo depende de la forma como la afrontemos y nos sobrepongamos a ella. 
Hay incluso crisis que se pueden percibir como ataques a nuestra misma esencia psicológica. Lo que en ese momento el destino nos exige es una redefinición de nosotros mismos, un redescubrimiento de significado, y una renovación de nuestro compromiso con lo que hayamos elegido como lo más importante de nuestra vida.


Dos importantes lecciones:
Aprender de las crisis para transformarnos y crecer. Que nos permita desarrollarnos y ser mejores personas.
Aprender a tener cuidado ante los primeros indicios de riesgo. Cuando empezamos a tener temporada rara, ideas no adecuadas, pensamientos recurrentes, emociones negativas intensas...., esto es cuando empieza a subir la temperatura del agua en la que estamos. No esperar, tomar medidas, actuar, poner las alarmas en marcha, no aguantar...Corremos el riesgo de que siga subiendo la temperatura y acabar cocinados.
Estupendas lecciones a tener en cuenta y que hemos aprendido en la reflexión entre todos. Muchas gracias por ello.
Un saludo y muchos ánimos. 
Iñigo

jueves, 2 de junio de 2011

Centrarse en una cosa

Kaixo

Otra semana más con alguna historia de utilidad. Esta semana me quedo con esta de Contar Cuentos
y dice así:

Centrarse en una cosa
El joven Tanit fue a ver al sabio del pueblo y le preguntó:
- Señor, ¿qué debo hacer para conseguir lo que yo quiero?
El sabio no contestó. Tanit se marchó después de repetir su pregunta varias veces con el mismo resultado.
Volvió al día siguiente con la misma pregunta. De nuevo no obtuvo ninguna respuesta por lo que volvió por tercera vez y repitió su pregunta:
- ¿Qué debo hacer para conseguir lo que yo quiero?
El sabio le miró y dijo:
- Ven conmigo
Y se dirigieron a un río cercano. Entró en el agua llevando al joven de la mano y cuando alcanzaron cierta profundidad el sabio se apoyó en los hombros del joven y lo sumergió en el agua. Pese a los esfuerzos del joven por liberarse, allí lo mantuvo el sabio un largo rato. Al fin lo soltó y Tanit pudo recuperar su aliento.
Entonces el sabio le preguntó:
- Cuando estabas bajo el agua, ¿qué era lo que más deseabas?
Sin vacilar Tanit contestó:
- Aire, quería aire.
- ¿No hubieras preferido mejor riquezas, comodidad, placeres, poder o amor?
- No, señor, deseaba aire, necesitaba aire y solo aire – fue su inmediata respuesta.
- Entonces – contestó el sabio -, para conseguir lo que tú quieres debes quererlo con la misma intensidad que querías el aire, debes luchar por ello y excluir todo lo demás.
- Debe ser tu única aspiración día y noche.
- Si tienes ese fervor, conseguirás sin duda lo que quieres.
Maestro: con el esfuerzo, la insistencia y centrando tu energía en una única cosa conseguirás todo lo que te propones
Fuente: autor desconocido

Bonita enseñanza para concentrar toda nuestra energía y atención en las cosas que queremos conseguir. No te distraigas y pon el foco en lo que quieres. Céntrate ahí. Pon toda tu perseverancia en ello. Persiste. Esta es la clave. 
¿Quiero rehabilitarme? ¿De verdad?. Pues eso. Elimina lo superfluo y céntrate en ello, con todas tus energías y todo tu corazón. Hazte el camino lo más fácil posible y no te disperses. Necesitas toda tu concentración. De esta manera te aseguras el éxito en esta enorme pero gratificante tarea que tienes por delante. Merece la pena.  A concentrarse.
Un abrazo grande a todos.
Iñigo